¿El futuro del libro es Los futuros del libro?

Estoy leyendo el libro Los futuros del libro de Joaquín Rodríguez. Lo descargué porque era gratuito --como la mayoría de las obras que se ocupan del futuro digital de los tradicionales sectores analógicos-- y descubro con sorpresa que se trata de una cuidada recopilación cronológica de 100 posts que el autor colgó en su blog durante algo más de un año (noviembre 2006-mayo 2007). El libro aparecerá no obstante en papel publicado por la editorial Melusina. Creo que se trata de un buen ejemplo para ilustrar las contradicciones flagrantes que vive el sector editorial: ¿qué rendimiento espera obtener Melusina si desde su misma web se puede descargar gratuitamente en PDF? ¿Acaso la promesa de una edición prologada, aumentada, corregida, temáticamente agrupada, anotada y con la relación completa de recursos normalizada --tal como se especifica en la página 6-- servirá de argumento suficiente para hacer pasar por caja al lector? Los índices de lectura en España, un tema especializado y mi lógica de usuario/consumidor me dicen que no; y sin embargo ahí está: editores tratando de colar libros en versión premium mientras regalan versiones beta del mismo texto. Si esto funciona así, en cuanto alcance un número suficiente de entradas en cualquiera de mis blogs hago lo mismo que Joaquín Rodríguez.

¿El futuro del libro --al menos el del libro de ensayo-- va por aquí, en recopilar cada tanto las entradas del blog y publicarlas gratuitamente por orden cronológico y en versión de pago ordenadas por tema? ¿La labor de agrupación justifica el precio a pagar? Esto lo llevan haciendo desde hace décadas todos los columnistas de diarios: reuniendo en libros sus escritos periodísticos; así que la fórmula no es nueva, sino adaptada del mundo analógico (luego es cierto: las estrategias económicas analógicas funcionan en el mundo digital). Las estrategias y los retos son los mismos, lo que cambia es el concepto: que los expertos, los gurús y los consultores que cobran por dar conferencias y emitir opiniones especializadas, adopten este formato de publicación y modifiquen radicalmente la calidad y profundidad de sus textos. La mayoría de esta gente mantiene sus propios blogs, obteniendo en algunos casos unos bonitos ingresos por publicidad a cambio del tráfico generado; de esa actividad discontinua, breve y superficial de análisis surgen los posts que, al acumularse en el tiempo, constituyen una masa crítica suficiente para mutar en libro. Siempre se han vendido recopilaciones de artículos, así que la cosa no va a cambiar si se trata de entradas de un blog. La diferencia es que éstos se encuentran disponibles gratuitamente (y además ahora la mayoría de hemerotecas de los periódicos digitales son de acceso libre); así que el único valor añadido para colocar un libro de este tipo es el trabajo de recopilación llevado a cabo por la editorial, ya que el autor no modifica apenas el texto. Nada nuevo hasta ahora. Lo que a mí me preocupa es que toda la producción ensayística se genere en formato blog, y que nadie conciba obras pensadas originalmente para aparecer como libro, dadas las dificultades de publicación y los más que dudosos rendimientos por venta.

La aparición de Kindle --el lector de libros electrónicos lanzado por Amazon-- como último eslabón de un modelo de negocio basado en el comercio electrónico, ha levantado una buena polvareda entre las editoriales, puesto que todos los indicios apuntan a que van a entrar en el mismo proceso crítico en el que están embarcadas hace años las discográficas. La crisis es un cambio de canal que obligará a redefinir cuotas y márgenes, y eso es lo que asusta, pero como apuntan algunos editores hay posibilidades de reconversión que garantizan la viabilidad del sector:

a) Cambios en la distribución de las ganancias, siendo el autor el más beneficiado gracias a la eliminación de intermediarios. Para que luego se rasguen las vestiduras compositores e intérpretes.

b) El editor adoptará un papel de selección de textos con valor añadido en un mercado saturado de novedades. Esta es la única alternativa que les queda a los pequeños libreros: convertir sus locales en tiendas online donde llevar a cabo su labor de intermediación/venta sobre géneros y temas superespecializados. No será fácil.

c) La publicación dejará de ser una actividad ligada a las editoriales, puesto que no hará falta convertir el texto en objeto de papel. El autor entregará su obra en formato electrónico y si acaso el editor incluirá enlaces de valor añadido. Este proceso no tiene por qué quebrar la sagrada integridad del texto que posee la literatura en papel; así que nada de intercalar enlaces ni convertir la obra en un hipertexto.

d) Como todo mercado que se digitaliza, habrá que trabajar con microaudiencias, segmentando al máximo géneros y productos. Los medios de comunicación serán los encargados y los responsables de dar a conocer los "libros transversales", que se convertirán --igual de las series, las películas, las canciones y los programas de éxito-- en el auténtico pegamento cohesionador en una sociedad que avanza sin parar hacia el marketing individual y que amenaza la existencia misma de un espacio público en el que encontrar elementos comunes para debatir. No se me va de la cabeza esta advertencia de Dominique Wolton y no me cansaré de predicarla porque estoy convencido de su absoluta verdad.

El paisaje que augura Kindle --y los dispositivos que surjan tras su estela-- es el de un mercado con lectores pero sin librerías, como consecuencia de la modificación del canal de venta. Igual que sucedió con las operadoras de telecomunicaciones, sobrevendrá una espectacular concentración de capital que absorberá --en el mejor de los casos-- o dejará fuera --en el peor-- a los pequeños. También los libros de consulta y los de texto tienen los días contados (las enciclopedias hace años que han sufrido una acelerada digitalización): si las editoriales no publican en papel tampoco se ocuparán de pagar a equipos de profesores y pedagogos para que produzcan materiales escolares. Los padres serán los principales beneficiados, puesto que los libros podrán descargarse directamente en la escuela y los padres pagar una cuota --convenientemente aumentada-- de material escolar que incluya los libros de texto.

Lo que no tiene por qué variar es la existencia de ferias sectoriales, ni el contacto del autor con sus lectores. Las firmas de libros, las conferencias, los encuentros y debates, todo eso no tiene por qué desaparecer. Incluso sería bueno que los autores estuvieran accesibles en foros o a través del correo electrónico. Su fama --y esto es algo que aprendieron hace tiempo de la industria musical-- depende de su presencia no sólo en los medios sino del trato directo con el público. Eso no está amenazado por mucha digitalización que esté en marcha.

Confío en que, siendo los editores unos señores bastante leídos, tengan una reacción más adecuada, con mayor perspectiva del problema y de las posibles vías de solución, y no hagan como los ejecutivos de las discográficas, que se han lanzado a eludir responsabilidades, culpabilizar y criminalizar al cliente, pedir leyes que blinden su negocio y anunciar a días alternos apocalipsis de un mercado cultural del que ellos nunca se han preocupado ni por asomo. En este sentido, espero que el tránsito digital del libro sea más sereno y sin tanta demagogia como el de la música.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Soy el editor de Melusina y me gustaría romper una lanza en favor del libro en papel de Joaquín Rodríguez.

Dices: "¿qué rendimiento espera obtener Melusina si desde su misma web se puede descargar gratuitamente en PDF?"
En primer lugar, me viene a la mente el caso del nuevo disco de Radiohead, distibuido gratuitamente en la red y luego comercializado con gran éxito.
En segundo lugar, descargarse un PDF no es gratuito. Acaso parezca una perogrulloda pero entraña como mínimo un ordenador, una línea ADSL, y previsiblemente una impresora, tóner, papel y una grapadora decente. Todo ello cuesta dinero.
No hay nada gratuito en internet porque siempre se paga con anterioridad para poder acceder al paraíso de la gratuidad. Si no ¿cómo se explica que las acciones de Telefónica vayan tan bien?


También dices: "editores tratando de colar libros en versión premium mientras regalan versiones beta del mismo texto."

Salvo lo de "colar", creo que el diagnóstico es correcto. No es lo mismo la versión "Beta" que la "Premium". Y ser editor no es ser un mero "intermediario".

Te pediría que leas la versión en papel (si quieres te la envío) y juzgues si es lo mismo.

Un saludo,
Joaquin ha dicho que…
Y yo no puedo sino sumarme a lo que José Pons argumenta, porque la edición en papel del libro es una decisión solidaria de autor y editor. Son muchas los ejemplos y razones que hacen que pueda funcionar un modelo mixto de edición y difusión de contenidos, pero no basta, y me perdonarás la jactancia, que cualquier bloguero pretenda publicar sus entradas en papel, porque para que esa transición sea factible y deseable, deberá tener un mínimo de calidad que haga deseable a un posible lector y comprador adquirir una obra encuadernada para atesorar en su biblioteca. No se lee igual un blog que un libro en papel: cada soporte propicia un tipo de lectura y de relación con los contenidos distinto, y a eso hemos jugado, a sacar partido de la aparente difusión que el blog propicia para generar interés por una versión acrecentada y enriquecida.
El tecnócrata de letras ha dicho que…
editor y autor: os agradezco mucho el tiempo que habéis dedicado a leer mi texto y a escribir vuestros comentarios. La verdad es que habitualmente no son tan extensos y tan trabajados. Vaya eso por delante.

Ahora bien:
1- El ejemplo de Radiohead viene perfecto al caso, lo reconozco, la única diferencia (y en esto creo que estarás de acuerdo conmigo) es que ya habían vendido millones de CD y eran conocidos ANTES de su exitoso último lanzamiento. Si no eres conocido o te has hecho un nombre en los medios de comunicación tradicionales es muy difícil que ese experimento triunfe en Internet a pelo.

2-Los costes que mencionas existen para el usuario, pero en la descarga del PDF como tal no hago desembolso alguno.

3-Es cierto que el verbo "colar" tiene unas connotaciones un poco malsonantes, dando a entender lo que no era. En ese sentido saco la pata de donde la metí. Además, no considero el papel del editor no es el de un intemediario, yo lo veo como el de un especialista que selecciona entre el océano de textos disponibles. Algo de intermediación avanzada sí que tiene...

Finalmente, estoy convencido de que la versión premiun está más trabajada que la beta, no lo dudo; mi pregunta es: ¿ya que se hace este esfuerzo de edición mejorada no saldría más a cuenta ofrecer gratis algunos capítulos para incitar a la compra, en plan "La gacela de Wirayut"? Y gracias por tu ofrecimiento del libro en papel, estaré encantado de aceptarlo y de acabar leyendo la versión premiun y hacer un comentario en mi blog (si no te importa).

Joaquín: por supuesto que no todo el mundo escribe bien ni tiene cosas interesantes que decir. La blogosfera sirve para filtrar y dar a conocer a los que sí lo hacen, y de ahí pueden sacar las editoriales tajada, descubriendo autores como el tú (y espero que algún día como yo).

Y por supuesto que un blog no se lee como un libro, lo que a mí me da miedo es que cada vez se escriban más libros como si fueran blogs.

Y sin ánimo de hacer la pelota debo decir que lo que llevo leído de tu libro me gusta porque coincido en muchos de tus diagnósticos sobre el futuro del libro.

Gracias a los dos.

José Ángel.

Nos leemos!!!
Sir Alsen Bert ha dicho que…
Hola.

Soy de los que tengo las dos versiones; en papel y en pdf. Tengo la versión papel hace una semana, me la envió Arantxa, la encargada de compras de la editorial Melusina.

Por pura funcionalidad, la de papel me la llevo al autobús, al parque, a la biblioteca, a la sala de espera del médico, al servicio... La tengo subrayada, manoseada, con anotaciones propias, sugerencias que haría, párrafos que me aprendería.

La otra, la "infiel", sólo la puedo leer siempre y cuando haya luz eléctrica, tenga el ordenador delante, no tenga la vista cansada y no tenga abierto el tentador "internet".

Soy muy, muy funcional. Quizás los hijos de mi hija lean de otra manera pero este debate, o el debate que se ha establecido a raiz del artículo de El País sobre el futuro de los libros es vano, vacuo, ucrónico y hoy, sin sentido.

De verdad, creedme. Hoy la Web 2.0 es un sierva fiel, -iba a escribir puta fiel- a las editoriales de papel. Es usada como herramienta para divulgar los valores culturales de una editorial.

Se nos olvida usar para los libros el menos común de los sentidos, el sentido común.

Ah, y una pantalla no huele.
Uno, que es romántico...

Pero buena entrada, pollo.

PD: Y con respecto a la política que ha hecho Melusina con "su" texto: que cada cual haga de su capa y sayo.

Sir Alsen Bert
El tecnócrata de letras ha dicho que…
albert: siempre habrá periódicos en papel, porque siempre habrá quien prefiera leer en el metro, o en el servicio... Otra cosa es que los únicos periódicos en papel que haya sean los gratuitos.

No estoy leyendo "Los futuros del libro" en pantalla, porque como bien dices es incómodo y poco práctico. Lo he impreso y hago como tú. Pero eso no significa que vengan otros dispositivos que hagan de la lectura en pantalla algo agradable. No lo descartemos sólo porque a nosotros no nos parece útil.

Insisto: internet, la web 2.0... como se quiera llamar, es un nuevo canal, y por tanto hay gente que trata de explotarlo para hacer negocios. Las editoriales para encontrar nuevas formas de distribución, los blogueros para darnos a conocer... ¿Una sierva? Ni más ni menos diferente que los demás canales adicionales.

Gracias por tu comentario. Espero que hagas otro cuando termines el libro...

Nos leemos!!!!
Anónimo ha dicho que…
Desde luego que si, un libro gratuito por la red y a la vez en papel por un editorial no deja de ser una paradoja. saludos

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